Esta noche cuando iba en el coche, he visto el movimiento de las ramas de los árboles, he visto como se balanceaban y el viento las mecía, era un viento huracanado.No sé porqué, pero ese viento, y sobre todo esos árboles, me han recordado a ese lugar. Ese bosque frondoso en el que me gustaba adentrarme y ponerme a pensar en alguna roca, dónde hablaba con mi yo interior y dónde resolvía algunas de mis dudas. Dónde cuando me quería perder, nadie me encontraba.Y sí, hablo de ese lugar, un lugar que si por aquellas alturas del verano estaba húmedo, y mojado, ahora tendrá que estarlo más aún, más bonito y en todo su esplendor. Aún huelo mi chaquetón, y puedo ver en el la brisa de las hojas, ese melodioso balance, puedo oler las ilusiones de la gente, el olor a ropa mojada y los ``marshmallow´´ quemándose a fuego lento, y en el veo un campo enorme con miles de personas, miles de miradas, cientos de banderas, cientos de idiomas y distintas ilusiones, pero una sola cosa en común. Un sentimiento. Eso es lo que nos hizo ir allí, estar nerviosos y al tiempo de volver, nos hizo querer regresar. Desde entonces digo Hej! u otras palabrejas que aprendí allí, mi amuleto es mi pañoleta y mi distintivo de subcampo, y mi lugar de crecimiento es Åre.
Porque a este sitio le debo muchos recuerdos, muchas risas y sobre todo, muchas experiencias, y ha sido la base de mi crecimiento personal, y por eso es por lo que veo esos árboles, en cada arbusto de la acera, y por lo que lloro cada vez que huelo mi chaquetón. Es un sentimiento difícil de explicar, yo lo llamo escultismo, Simplemente escultismo.
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