Justo ahora, intercambiando miradas con mi espejo noté ese ruido ensordecedor, fracturándose… soy yo, Hice plof. Pasó lo que más me temía, acabo de venirme abajo. No pensé que mi muralla, objetivo sin fin del asedio de ejércitos de terror y complejos, liderado por la impotencia se precipitara precozmente.
La erosión de una vida comprimida a presión hizo que el volcán erupcionase. Sólo necesitaba unos días más, pero mi caparazón se fracturó, derrumbándose tras años de una inmunidad que rascando en busca de premio sonrió de manera defectuosa.
Mañana habrá que levantarse con esa pala rumbrienta que guardaba en el trastero, buscando el material perfecto, aislante de debilidades hasta que por fin coja mi polvoriento catalejo y divise tierra.
Demasiado poco o quizás demasiado aquí sigo, mudando una piel que mañana irradiará de nuevo. Eso espero. Optimismo, no me falles, no ahora. ¡Tengo motivos para luchar!.
Estornudo y mímicamente respondo. Impulsos, reflejos… una charca de miel estancada, dulce pero enferma… espero que el amanecer tenga buenas noticias para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario